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'Diez días en un manicomio', de Nellie Bly

  • Foto del escritor: Alba Ruiz Tenza
    Alba Ruiz Tenza
  • 30 abr 2021
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 2 may 2021

'Diez días en un manicomio' es una historia que empezó hace muchos años. Y decimos empezó porque nunca terminó. Como el título indica, las 158 páginas del libro relatan cómo es vivir diez días dentro de un manicomio. No ha terminado porque, desgraciadamente, esta es una realidad que sigue vigente en algunos lugares del mundo. La historia surge de un desafío que se hizo realidad para su autora, Nellie Bly, y que actualmente, sirve de inspiración para muchos lectores.



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A lo largo de la historia se observa la profesionalidad de la periodista, quien no solo busca la verdad. La trabaja y la transmite de la forma correcta. La autora no solo fue un impulso para adentrar a más mujeres en el mundo de la comunicación, sino que supuso un adelanto a los conocidos ‘muckrakers’, esos periodistas entregados a la profesión para luchar contra la injusticia, la corrupción y los poderes políticos. La autora busca erradicar todas esas condenas que se habían hecho sin tener un juicio justo.


'Diez días en un manicomio', de Nellie Bly recoge un gran trabajo periodístico basado en su experiencia. Es la denuncia de una injusticia. Del encierro de unas mujeres que por vivir en la época que viven no pueden acudir a otro lugar que no sea ese, ya sea por su situación precaria o por cualquier diagnóstico mental. Las figuras institucionales que aparecen, como es el caso de los médicos, dejan mucho que desear, ya que estos trabajan sin apelar a sus conocimientos de medicina. Al igual que las enfermeras no desempeñan dicho papel, sino que parecen vigilantes del propio manicomio. Que más que un manicomio, parece una prisión.


Nelly Bly : “A menos que no se establezca un cambio de sistema, algún día se producirá un desastre nunca antes visto”.

Desde el punto de vista periodístico, podemos observar el gran proceso de documentación que Nellie Bly hizo para adentrarse en dicho desafío. ¿Por qué concretamente la isla de Blackwell? Por otro lado, algo que se puede observar es la enorme entrega que la autora siente por su profesión, porque puede ser difícil contar una realidad tan dura como esa, pero ¿vivirla para contarla? Y ella misma lo reconoce en las primeras páginas: “Ni en un solo momento pensé en abandonar mi tarea”. Tenía la necesidad de hacer ese trabajo. Y así lo hizo.


La descripción está presente en todo momento. Eso es algo que enriquece una historia como esta. Al leer puedes llegar a imaginar ese lugar del que habla, además de sentir la angustia que ella misma experimentaba en ciertos momentos. Los diálogos aparecen de manera natural y creíble. Conducen a una mayor comprensión y por supuesto, a sentir empatía por cada una de las personas que aparecen.


Gracias a Nellie Bly, quien se convierte en su propio hilo conductor con el seudónimo de Nellie Brown en la historia, podemos responder a muchas de esas preguntas que nos surgen al fijar nuestra mirada en realidades como esta. ¿Cómo sería vivir dentro de un manicomio? ¿Es posible hacerse pasar por demente cuando realmente estás cuerda? Todas esas preguntas las responde la autora en este libro. Pero, sin embargo, los lectores siempre nos quedamos con alguna duda por resolver.


¿Qué ocurriría si se hiciera un reportaje idéntico a este en pleno siglo XXI? ¿Seguirá siendo posible fingir ser demente en esta época? Esa duda solo tiene una forma de resolverse: desafiándonos a nosotros mismos, de la mano de nuestra vocación periodística, a hacer un trabajo de tal calibre como el que hizo Nellie Bly. Aunque al fin y al cabo siempre nos quede la principal cuestión que ella misma se preguntó antes de hacerse pasar por demente: ¿Qué es exactamente la locura?


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Por Alba Ruiz

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