top of page

'El día que se perdió la locura', de Javier Castillo

  • Foto del escritor: Alba Ruiz Tenza
    Alba Ruiz Tenza
  • 1 may 2021
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 2 may 2021

‘El día que se perdió la cordura’, de Javier Castillo, es una historia que consigue atraparte desde que lees las primeras páginas. Y eso no es algo fácil de conseguir. El impacto es el fiel acompañante de esta novela, pues no es común que una historia comience con un chico que camina por las calles desnudo con una cabeza en sus manos.

ree

Javier Cordura organiza la historia en torno a tres escenarios físicos: Boston, Salt Lake y Quebec. Además de hacer viajes temporales desde 1996 hasta 2013. Lo que al principio puede resultar difícil para situarte, acaba siendo una estrategia perfecta para mantenerte enganchado hasta el final. La sucesión de capítulos cortos hace que los lectores tengan la necesidad de seguir leyendo y averiguar qué pasará.


Esta historia es una tensión, pero no desde un punto de vista negativo. Es un nerviosismo que te hace encandilarte por esas páginas que, aunque las deslices rápido, parecen haber vivido mucho tiempo. Es una novela que te lleva a reflexionar sobre qué es la cordura exactamente, tal y como su título lo refleja. Habla de la irracionalidad, de hechos insólitos que resultan difícil de comprender, pero que pueden pasar en la vida real.


La utilización de capítulos cortos ayuda a que los hechos ocurran de forma muy amena, no es un libro que se haga arduo, todo lo contrario. Cuando un libro comienza de tal forma como lo hace ‘El día que se perdió la cordura’, es difícil que acabe de una manera decepcionante. Tan complicado que el final te deja aun más paralizado que el principio. Una historia que, aunque finalice en esa última página, continúa en su segunda versión: ‘El día que se perdió el amor’, otro viaje que no deberías perderte.


Javier reconoció en una entrevista para la Revista Elle, qué hace en su ritual de escritura:

“Me preparo una taza de café con leche gigantesca (que se me va enfriando hasta tomármelo horas después congelado), música de ambiente a la que ni presto atención en mis auriculares y nada más. Necesito escribir con esos dos componentes. Si no, no consigo entrar en “ese mundo oscuro de mi cabeza”.

Un mundo que nos lleva a los lectores, sin duda, a salir del nuestro. Y eso es de admirar.

Comentarios


Por Alba Ruiz

  • Instagram
  • Twitter
  • Facebook
  • LinkedIn - Círculo Negro

© 2021 Alba Ruiz Tenza

bottom of page